Ayer, el Gobierno y la oposición midieron fuerzas en Cuenca. Por un lado, desde el redondel de la Chola Cuencana, a las 10:00, se inició la marcha convocada por el prefecto del Azuay, Paúl Carrasco. A esa hora se veían varias cuadras de personas con banderas, pitos, globos y pancartas. A medida que pasaban los minutos se sumó más gente. Ocuparon unas 12 cuadras de asistentes que transitaron por la avenida Huayna Cápac, pasando por el parque Calderón, hasta llegar a la Plaza Cívica 9 de Octubre.
Entre la multitud se vio payasos, personas cargando afiches en contra de la explotación minera, algunas con máscaras. Otros exhibían el libro ‘El Gran Hermano’, sobre los contratos de Fabricio Correa con el Estado. José Chacón caminaba a paso acelerado cantando contra el Régimen. Su rostro estaba cubierto por un antifaz. Aseguró que es para simbolizar el miedo que la ciudadanía le tiene al Régimen, pero aclaró que con esta movilización ese temor era parte del pasado. Con eso coincidió la asambleísta Lourdes Tibán (Pachakutik), quien dijo que aún sin salvoconducto lograron reunir a la multitud, lo que evidencia que el pueblo está cansado de la prepotencia. Ella espera que esta movilización lleve un mensaje al Presidente para buscar nuevas alternativas de conciliación y respeto. Hacia las 10:15 llegó Carrasco, con una chaqueta roja y amarilla. Entre aplausos y aclamaciones de los asistentes indicó que sí respeta el mandato del presidente Correa, pero que es imperativo que escuche al pueblo. “Esta movilización no pretende desestabilizar al Gobierno. Es la voz de los habitantes que quiere ser escuchada”. Culminó sus declaraciones con un ‘no’ rotundo a la minería en Cuenca. A unas 10 cuadras del lugar por donde se desplazó la marcha, en la plaza del Otorongo, se presentó la feria ciudadana impulsada por el Gobierno. Dos carpas con oferta de fritada, tortillas y hornado atraían al público. También había juegos para niños, caritas pintadas y los ministerios exhibían los avances de su gestión. Allí mismo, en una tarima, los titulares de las carteras de Estado se dirigieron a los cerca de 2 000 visitantes. Por ejemplo, Esteban Albornoz, ministro de Electricidad y Energía Renovable, señaló que el Gobierno trabaja en soluciones reales por el medioambiente, como el Plan Renova. En esta jornada se tenía previsto entregar tres refrigeradoras para impulsar este plan que cambia las neveras usadas, por nuevas. “Esto no es una marcha ni habladurías. Son acciones para beneficiar al pueblo”, enfatizó el ministro Albornoz. Carolina Criollo estaba allí con sus dos hijos. Le llamó la atención este encuentro porque había música y entretenimiento. Sin embargo, confiesa no ser afín al Régimen, pero aprovecha cuando hay eventos gratuitos. Mientras Criollo hablaba, la ministra del Ambiente, Marcela Aguiñaga, se dirigió al público desde la tarima. Allí dijo “practicamos una minería a gran escala responsable y que no contaminará el agua que llega a Cuenca”. Añadió que la Empresa Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Etapa) está pendiente de prestar el mejor servicio a sus usuarios. Para Rosario Freire, “el Gobierno de Correa se ha preocupado por la gente más pobre, pero con las mineras se equivoca”. Su argumento es que el agua llegará hasta Cuenca tratada, pero son los integrantes de las comunidades que habitan cerca a las minas, quienes se enfermarán por esta actividad. La feria ciudadana siguió su curso con la intervención de los actores políticos afines al Gobierno. No se oían aplausos, ni gritos de aclamación, pero las personas se divertían en las mesas de pimpón, el castillo inflable... Hacia las 16:00, las calles del centro de Cuenca estaban vacías, sin rastro de actividad política. Solo los comentarios de los vecinos.
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