Adital
Por Luis Ángel Saavedra desde Quito
Alumnos shiwiar del colegio bilingüe Repúblicade Venezuela. (Foto: Jenny Chuje)
Pocos ecuatorianos, incluyendo los indígenas, tienen conocimiento sobre los Shiwiar; no están en los textos escolares, y en la web oficial de la gubernamental Secretaría de Pueblos y Movimientos Sociales del Ecuador se los describe en unas pocas líneas. Únicamente en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) la vida de los Shiwiar parece tener importancia.
En la actualidad, esta pequeña nacionalidad indígena, de apenas 727 personas, enfrenta la posibilidad de desaparecer debido a las actividades de explotación petrolera promovidas por el gobierno del presidente Rafael Correa en el suroriente de la Amazonia ecuatoriana.
Los Shiwiar habitan en el sureste de la provincia de Pastaza, en la parroquia Río Corrientes, frontera con el Perú. Son los habitantes tradicionales de los territorios amazónicos de la cuenca alta del río Corrientes y río Tigre y se ubican en nueve comunidades muy dispersas entre sí: Kurintsa, Tunguintsa, Cambantsa, Panintza, Chuintza, Tanguntza, Juyuintza, Pientza y Bufeo.
Los Shiwiar provienen de la fusión de las nacionalidades Shuar, Achuar y Kichwa amazónicas; su idioma es el Shiwiar Chicham, que significa "familia conocedora de la selva”. Algunas personas adultas aún hablan kichwa y muy pocos hablan castellano. Las nuevas generaciones han adoptado el shiwiar chicham cómo única lengua y con la convicción de fortalecerse como nacionalidad.
Al igual que los Shuar y Achuar, los Shiwiar se asumen como guerreros y, aun cuando se encuentra en desuso, conocen la técnica de reducción de cabezas.
El territorio Shiwiar es uno de los más aislados y conservados de toda la Amazonia ecuatoriana y se puede acceder a éste solamente por avión. Su primer contacto con el mundo occidental se produjo a raíz de la guerra entre Ecuador y Perú en 1941. El Protocolo de Rio de Janeiro, con el que se terminó este enfrentamiento, dividió el territorio y limitó sus actividades de recolección y caza. El gobierno ecuatoriano estableció una "franja de seguridad nacional” a lo largo de la frontera que abarca unas 100,000 Ha de territorio Shiwiar.
A mediados del siglo XX la vida de los Shiwiar cambió radicalmente con la llegada de las misiones evangélicas del Instituto Lingüístico de Verano, pues fueron obligados a dejar de ser nómadas o itinerantes, para pasar a una vida sedentaria y organizada en comunidades. La evangelización y escolaridad significó el aprendizaje forzado del español, la adopción de una nueva religión y la vestimenta occidental.
En 1992, gracias a la marcha de los pueblos amazónicos a Quito durante el gobierno del presidente Rodrigo Borja (1988-92), los Shiwiar lograron la legalización de 89,733 Ha de su territorio. Ahora reclaman la legalización de las 100,000 Ha de su territorio que está declarado como zona de seguridad.
Golpeados por el petróleo
En 1972, el gobierno dictatorial del general Guillermo Rodríguez Lara (1972-76) creó la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE), empresa con la que pretendía controlar la producción petrolera del país, hasta ese momento en manos del consorcio estadunidense Texaco-Gulf.
Exploraciones de la CEPE llegaron a territorio Shiwiar y entre 1983 y 1984 encontraron reservas petroleras por unos 120 millones de barriles. Sin embargo, por carecer de una infraestructura de oleoductos para el traslado del petróleo, se postergó su explotación hasta tener inversionistas interesados, pues Texaco se había concentrado en el norte de la Amazonia, en donde construyó el Sistema de Oleoductos Trans-ecuatoriano (SOTE) para transportar su petróleo hasta el puerto de Esmeraldas, en el Pacífico.
Las reservas petroleras en territorio Shiwiar se volvieron importantes por el desarrollo de la industria petrolera en el Perú y la construcción de un sistema de oleoductos en el norte de la Amazonia peruana, así como por la adjudicación en 1996 de 200,000 Ha a la empresa petrolera argentina Compañía General de Combustibles (CGC) en los territorios ancestrales del pueblo Kichwa Sarayaku, también en el sur de la provincia amazónica de Pastaza, operaciones que fueron bloqueadas debido a la resistencia de dicha comunidad.
En marzo de este año, el gobierno de Correa decidió abrir una nueva ronda de licitaciones en la que, además de afectar nuevamente al pueblo de Sarayaku, se incluye el denominado "Bloque 10”, ubicado en territorio Shiwiar, y pretende llegar a acuerdos con las empresas que operan en el norte de la Amazonia peruana para el traslado del petróleo. En este bloque está interesada la compañía italiana AGIP.
Siguiendo el ejemplo de Sarayaku
"Haremos lo mismo que hizo Sarayaku para proteger el territorio”, afirma Ramón Chuji, director del colegio bilingüe República de Venezuela, ubicado en Kurintsa, la comunidad más grande de los Shiwiar, y en el que se educan todos los jóvenes de la comunidad.
En este mismo sentido se expresa Alfredo Gualinga, presidente de la Organización de la Nacionalidad Shiwiar de Pastaza Amazonía Ecuatoriana (ONSHIPAE), que agrupa a toda la nacionalidad, cuando afirma que "el territorio es sagrado, tiene vida. Y si muere, nosotros también moriremos; por eso es preferible morir defendiendo el territorio”.
Chuji manifiesta que los Shiwiar han decidido resistir a lo que consideran "una invasión a sus territorios”, y la única forma de resistencia que conocen es la de "patrullar sus territorios y someter a los intrusos”, pues no tienen acceso a un sistema judicial que les garantice la protección de sus derechos y el mandato constitucional de consultar previamente a los pueblos indígenas no se ha cumplido.
"Sabemos que nos deben consultar, pero no nos han consultado; y si nos consultan, les diremos que no”, dice Chuji.
Los Shiwiar han recibido el respaldo del movimiento indígena y otros movimientos sociales que decidieron conformar el "Frente de los Pueblos y Nacionalidades Amazónicas en Resistencia”, con el que buscan frenar las intrusiones de las compañías petroleras. Este frente, en el que participa la CONAIE, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas Amazónicas del Ecuador (CONFENIAE), decidió declarar a los territorios ancestrales amazónicos como "zona libre de explotación petrolera, por ser patrimonio de las culturas vivas y selvas vivientes”.
Por su parte, el gobierno nacional, a través del Ministerio de Medio Ambiente, ha iniciado también un proceso de penetración en el territorio Shiwiar a través de su programa "Socio Bosque”, que es parte del mercado mundial de carbono, en el que el Ministerio de Ambiente ofrece a la comunidad un bono de US$30 anuales por hectárea de bosque que se mantenga intacto.
Los dirigentes Shiwiar han rechazado las ofertas del gobierno porque consideran que es una nueva forma de intromisión en su vida, mediante el uso del dinero, y porque se limitarán actividades tradicionales en el uso de la madera. Los Shiwiar prefieren seguir los pasos de Sarayaku, que ahora tiene su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, están conscientes de que será una lucha larga y costosa, para la cual no tienen los mismos contactos institucionales y el respaldo internacional con los que cuenta Sarayaku.
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=60053
Alumnos shiwiar del colegio bilingüe Repúblicade Venezuela. (Foto: Jenny Chuje)
Pocos ecuatorianos, incluyendo los indígenas, tienen conocimiento sobre los Shiwiar; no están en los textos escolares, y en la web oficial de la gubernamental Secretaría de Pueblos y Movimientos Sociales del Ecuador se los describe en unas pocas líneas. Únicamente en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) la vida de los Shiwiar parece tener importancia.
En la actualidad, esta pequeña nacionalidad indígena, de apenas 727 personas, enfrenta la posibilidad de desaparecer debido a las actividades de explotación petrolera promovidas por el gobierno del presidente Rafael Correa en el suroriente de la Amazonia ecuatoriana.
Los Shiwiar habitan en el sureste de la provincia de Pastaza, en la parroquia Río Corrientes, frontera con el Perú. Son los habitantes tradicionales de los territorios amazónicos de la cuenca alta del río Corrientes y río Tigre y se ubican en nueve comunidades muy dispersas entre sí: Kurintsa, Tunguintsa, Cambantsa, Panintza, Chuintza, Tanguntza, Juyuintza, Pientza y Bufeo.
Los Shiwiar provienen de la fusión de las nacionalidades Shuar, Achuar y Kichwa amazónicas; su idioma es el Shiwiar Chicham, que significa "familia conocedora de la selva”. Algunas personas adultas aún hablan kichwa y muy pocos hablan castellano. Las nuevas generaciones han adoptado el shiwiar chicham cómo única lengua y con la convicción de fortalecerse como nacionalidad.
Al igual que los Shuar y Achuar, los Shiwiar se asumen como guerreros y, aun cuando se encuentra en desuso, conocen la técnica de reducción de cabezas.
El territorio Shiwiar es uno de los más aislados y conservados de toda la Amazonia ecuatoriana y se puede acceder a éste solamente por avión. Su primer contacto con el mundo occidental se produjo a raíz de la guerra entre Ecuador y Perú en 1941. El Protocolo de Rio de Janeiro, con el que se terminó este enfrentamiento, dividió el territorio y limitó sus actividades de recolección y caza. El gobierno ecuatoriano estableció una "franja de seguridad nacional” a lo largo de la frontera que abarca unas 100,000 Ha de territorio Shiwiar.
A mediados del siglo XX la vida de los Shiwiar cambió radicalmente con la llegada de las misiones evangélicas del Instituto Lingüístico de Verano, pues fueron obligados a dejar de ser nómadas o itinerantes, para pasar a una vida sedentaria y organizada en comunidades. La evangelización y escolaridad significó el aprendizaje forzado del español, la adopción de una nueva religión y la vestimenta occidental.
En 1992, gracias a la marcha de los pueblos amazónicos a Quito durante el gobierno del presidente Rodrigo Borja (1988-92), los Shiwiar lograron la legalización de 89,733 Ha de su territorio. Ahora reclaman la legalización de las 100,000 Ha de su territorio que está declarado como zona de seguridad.
Golpeados por el petróleo
En 1972, el gobierno dictatorial del general Guillermo Rodríguez Lara (1972-76) creó la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE), empresa con la que pretendía controlar la producción petrolera del país, hasta ese momento en manos del consorcio estadunidense Texaco-Gulf.
Exploraciones de la CEPE llegaron a territorio Shiwiar y entre 1983 y 1984 encontraron reservas petroleras por unos 120 millones de barriles. Sin embargo, por carecer de una infraestructura de oleoductos para el traslado del petróleo, se postergó su explotación hasta tener inversionistas interesados, pues Texaco se había concentrado en el norte de la Amazonia, en donde construyó el Sistema de Oleoductos Trans-ecuatoriano (SOTE) para transportar su petróleo hasta el puerto de Esmeraldas, en el Pacífico.
Las reservas petroleras en territorio Shiwiar se volvieron importantes por el desarrollo de la industria petrolera en el Perú y la construcción de un sistema de oleoductos en el norte de la Amazonia peruana, así como por la adjudicación en 1996 de 200,000 Ha a la empresa petrolera argentina Compañía General de Combustibles (CGC) en los territorios ancestrales del pueblo Kichwa Sarayaku, también en el sur de la provincia amazónica de Pastaza, operaciones que fueron bloqueadas debido a la resistencia de dicha comunidad.
En marzo de este año, el gobierno de Correa decidió abrir una nueva ronda de licitaciones en la que, además de afectar nuevamente al pueblo de Sarayaku, se incluye el denominado "Bloque 10”, ubicado en territorio Shiwiar, y pretende llegar a acuerdos con las empresas que operan en el norte de la Amazonia peruana para el traslado del petróleo. En este bloque está interesada la compañía italiana AGIP.
Siguiendo el ejemplo de Sarayaku
"Haremos lo mismo que hizo Sarayaku para proteger el territorio”, afirma Ramón Chuji, director del colegio bilingüe República de Venezuela, ubicado en Kurintsa, la comunidad más grande de los Shiwiar, y en el que se educan todos los jóvenes de la comunidad.
En este mismo sentido se expresa Alfredo Gualinga, presidente de la Organización de la Nacionalidad Shiwiar de Pastaza Amazonía Ecuatoriana (ONSHIPAE), que agrupa a toda la nacionalidad, cuando afirma que "el territorio es sagrado, tiene vida. Y si muere, nosotros también moriremos; por eso es preferible morir defendiendo el territorio”.
Chuji manifiesta que los Shiwiar han decidido resistir a lo que consideran "una invasión a sus territorios”, y la única forma de resistencia que conocen es la de "patrullar sus territorios y someter a los intrusos”, pues no tienen acceso a un sistema judicial que les garantice la protección de sus derechos y el mandato constitucional de consultar previamente a los pueblos indígenas no se ha cumplido.
"Sabemos que nos deben consultar, pero no nos han consultado; y si nos consultan, les diremos que no”, dice Chuji.
Los Shiwiar han recibido el respaldo del movimiento indígena y otros movimientos sociales que decidieron conformar el "Frente de los Pueblos y Nacionalidades Amazónicas en Resistencia”, con el que buscan frenar las intrusiones de las compañías petroleras. Este frente, en el que participa la CONAIE, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas Amazónicas del Ecuador (CONFENIAE), decidió declarar a los territorios ancestrales amazónicos como "zona libre de explotación petrolera, por ser patrimonio de las culturas vivas y selvas vivientes”.
Por su parte, el gobierno nacional, a través del Ministerio de Medio Ambiente, ha iniciado también un proceso de penetración en el territorio Shiwiar a través de su programa "Socio Bosque”, que es parte del mercado mundial de carbono, en el que el Ministerio de Ambiente ofrece a la comunidad un bono de US$30 anuales por hectárea de bosque que se mantenga intacto.
Los dirigentes Shiwiar han rechazado las ofertas del gobierno porque consideran que es una nueva forma de intromisión en su vida, mediante el uso del dinero, y porque se limitarán actividades tradicionales en el uso de la madera. Los Shiwiar prefieren seguir los pasos de Sarayaku, que ahora tiene su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, están conscientes de que será una lucha larga y costosa, para la cual no tienen los mismos contactos institucionales y el respaldo internacional con los que cuenta Sarayaku.
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